Pasada casi una semana desde que me despidiera de mis niños, volví al colegio de visita, fui principalmente a recoger el sobre con mi evaluación, pero fue la excusa perfecta para quedarme toda la tarde con mis niños.
Cuando llegué al colegio, la maestra me recibió con los brazos abiertos y los niños casi me tiran al suelo de los abrazos tan fuertes que me dieron. Todos querían abrazarme y no soltarme para que no me fuera. ¡Es increíble el cariño que te cogen los niños en cinco semanas! Me decían que me echaban mucho de menos, que me querían mucho, que dónde me había ido, que me tenía que quedar con ellos para siempre...
Casi se me escapa alguna que otra lagrimilla al escucharles y ver sus miradas y sonrisas llenas de ilusión y alegría. ¡No me esperaba un recibimiento tan entusiasta! ¡Hasta al niño con ceguera, al escucharme, se le dibujó una sonrisa en la cara!
Cuando estábamos llegando a clase, aparecieron los gemelos chinos y uno de ellos, sin que yo le dijera nada antes, fue capaz de dedicarme una sonrisa y decirme "hola", fue un momento en el que me inundó una gran satisfacción, ya que gran culpa de ese avance la tengo yo, al haber estado trabajando con ellos de manera individual durante mis cinco semanas de prácticas.
Esa tarde estuvimos jugando en el aula de psicomotricidad, fue una tarde muy divertida, carga de risas y buenas caras por parte de todos. Cuando volvimos al aula, como faltaba un cuarto de hora para irnos, los niños uno por uno me estuvieron contando lo que quisieron, fue un momento muy tierno ya que lo único que me decían era lo mucho que me querían y me echaban de menos. Durante estos quince minutos, me ocurrieron dos anécdotas muy divertidas que os voy a relatar a continuación:
La primera de ellas fue con un niño muy inteligente que llegó y me dijo: "te he echado mucho de menos Cristina y por eso te voy a dar un beso de un gran dinosaurio muy antiguo del pasado". Después se levanto de su silla y me dio un beso enorme.
La segunda fue con una niña, la cual me dijo: "te he echado muchísimo de menos y por eso te voy a dar un beso enorme". Se levantó me cogió del cuello y estuvo como cinco minutos sin parar de darme besos muy fuertes. ¡Casi me deja sin un moflete de los besos tan fuertes que me daba!
Y llegó el momento de volver a casa, no sin antes los niños decirme que volviera pronto y la "seño" Ester invitarme a venir cuando quisiera, "esta es tu aula, vuelve cuando quieras", yo les prometí que volvería pronto y así lo haré porque no me gusta incumplir las promesas que hago y además esta clase, ha sido una clase muy especial que me ha hecho reflexionar sobre mi profesión y sobre mi futuro.
¡Hasta la próxima!

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